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Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

5/23/2013

EL GRAN GATSBY

El Gran Gatsby ha llegado a nuestras pantallas y lo hace con todas las polémicas posibles. Que si demasiado excesiva, que si poco fiel a la obra, que si mucho ruido y pocas nueces, que si anacronía, que si muy moderna...En fin, típicas críticas de alguien que no acaba de entender muy bien qué es el cine. El cine en su sentido primigenio es soñar e imaginar. Y Luhrmann imagina y sueña a lo grande. 

Scott Fitzgerald dibujaba en su breve y melodramática novela una sociedad vacía, entregada a sus placeres y aislada de los sentimientos verdaderos debido a la influencia del poder y el dinero. En ese panorama de luz y glamour enfermizo vive la joven y decrépita moralmente Daisy Buckanan. Su frágil apariencia llamará la atención de Mike, un simpático primo recién llegado a Nueva York y reavivará las ansias de amor de un enigmático personaje: Jay Gatsby.

Pero, ¿quién es Gatsby? Ese es el enigma que creó Fitzgerald y recupera el bueno de Baz con todo su esplendor. Jay Gatsby es real y ficción, es riqueza y pobreza, es ambición y conformismo, es triunfador y perdedor, es salvador y verdugo, es inteligente y necio, es amable y detestable, es pacífico e iracundo, es un enamorado y un solitario. Porque al final Gatsby no es más que un ser humano. Un ser humano que quiere rehacer un pasado idealizado, un ser humano indefenso ante la realidad.

Y es justamente en ese punto donde Luhrmann encuentra el equilibrio del relato. Di Caprio borda un papel dificilísimo en el que debe jugar en la continua ambigüedad. Y Carey Mulligan le acompaña en una soberbia interpretación. Ambos se conjugan perfectamente para dar vida a un amor maldito y eterno.

Luhrmann juega al exceso, a la provocación, al grand guiñol (la escena del apartamento recuerda a aquella habitación de locura en Moulin Rouge), el humor y la furia de la música. Música que vuelve a ser acertadísima. Lo de Lana del Rey y su Young and Beautiful camisero de Prada me ha puesto los pelos de punta. Pero también juega a la realidad. 

Porque de lo que habla El Gran Gatsby es de una sociedad llena de excesos, perdida en si misma, incapaz de valorar sus actos, negada para luchar por sus deseos, narcotizada a base de egocentrismo y narcisismo, drogada de ambición y vacío. Una sociedad del tanto tienes tanto vales, del ahí te pudrás que no eres nadie. Una sociedad ahogada en fuegos artificiales que agoniza entre ideas vacuas de lo que debió ser alguna vez. En definitiva, la vida hoy que ya fue contada hace más de ochenta años, compañeros.

David Marzal

Profesor y Escritor


5/18/2013

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL WERT

Sería fácil dramatizar sobre la Ley Wert (me niego a llamarla Ley de mejora de la enseñanza, porque NO es una ley educativa) y ponerse tenso. Pero a mí me enseñaron de pequeño a no perder el tiempo con las cosas inútiles. El mejor resumen para la Ley Wert es One More Time. O lo que es lo mismo, cagada número siete del Estado Español en temas de Educación. Un aplauso. 

A grandes rasgos la Ley Wert nace muerta y solo reportará beneficios a dos sectores: Los debates de televisión que pasarán desentrañando su inexistente complejidad y los ultrafachas de toda la vida que bailan con un pie por el tema del catecismo (me niego a llamarlo asignatura de religión, porque la religión es algo mucho más serio y respetable). De unos y otros ya sabemos el argumentario: "Es que la derecha nunca ha podido tener una ley educativa". Claro, ahora resulta que Franco era rojo y stalinista. Aunque claro...Bien pensado si se considera y se hace sinónimo derecha-liberal, pues tienen razón. Jamás hubo en la España democrática una verdadera reforma liberal strictu sensu. Nacionalcatólica, conservadora, naftalínica, capitalista, progremonguer e inservible sí que ha ha habido alguna. Bueno, con esta siete concretamente. 

Y, ¿qué conclusión sacamos? Pues básicamente que habrá una octava, novena, décima...Y así ad infinitum. Porque en un país en el que la Educación no es una cuestión de Estado, sino una cuestión de partido, pasa lo que pasa. Eso sí, todas las leyes, sin excepción alguna, han tenido un mínimo común denominador: Ningunear al catalán o erradircarlo. Oye, que igual descubren algún día que exterminar una lengua por la vía rápida solo se consigue matando (literalmente) al hablante. Eso sí, CiU y Rigau, pesimísima consellera d'Educació de la Generalitat de Catalunya, ya tienen munición para lustros. Y Rosa Díez para siglos. En fin, lo de siempre. Por cierto, los intelectuales españoles no salgan corriendo a firmar algún manifiesto o algo, que igual en la carrera se rompen un pie o se les cae la sabiduría. Vaya usted a saber. 

En resumidas cuentas, como ahora estaremos más segregados por sexos, digo yo, que las relaciones homo irán en aumento. Como tendremos que aprobar catecismo por narices para tener la beca, tendremos que aprender, por narices también, a orar. Eso sí, la oralidad no la trabajen mucho, no sea que acaben como el cura de Churra. Y como el español ( a mí me gusta pronunciarlo a la castellana con j, ejpañol, que es más rotundo) es The Best Language Ever (risas de anglos, orientales y lingüistas aquí) pues tendremos que seguir practicando. De hecho, yo creo que mañana voy a la panadera que hace 12 años me vende la barra del día a decirle barra en castellano por si barra en catalán no lo entiende. 

Dicho todo lo anterior, propongo las siguientes soluciones prácticas: 

A) En lugar de acabar la misa diciendo La Paz Sea Con Vosotros, diremos Lapao sea con vosotros. 

B) Al separar a sus hijos por sexos digan que es un entrenamiento para su próxima segregación ricos y pobres. 

C) En lugar de aprender catalán, euskera o gallego, que aprendan Lapao de la zona oriental China; para emigrar mejor.

Y, por último, como también se han cargado el Arte, la Filosofía y las Humanidades; enseñen a sus hijos que a partir de ahora en lugar de estudiar la levedad del ser, estudiarán la levedad del Wert. Tan leve como una pluma. Tan leve como el tiempo que queda para llegar a la siguiente Legislatura. 

David Marzal

Profesor de Secundaria y escritor