Tras haber oido las palabras del ministro de Justicia Gallardón no he podido evitar pensar en la leyenda bíblica de Lot.Y, ¿qué tiene que ver?, dirán ustedes. Pues más de lo que parece. En su huida, cuentan los escritos sagrados, la mujer de Lot debía cumplir solo una condición: no mirar atrás, pues hacerlo la convertiría en estatua de sal. Desafortunadamente, la mujer de Lot, preocupada y asustada, creyó perder la pista de su marido y en un momento de desamparo giró su cabeza. La maldición se cumplió y todo el pueblo quedó convertido en estatua de sal. ¿Hizo bien la mujer de Lot girando la cabeza? ¿Fue la mujer de Lot una revolucionaria? ¿Era esta maldición un castigo al ansia de libertad de la mujer de Lot o a su dependencia para con su marido? Como pueden ver la fábula da para mucho.
Gallardón cree que las mujeres son estatuas de sal. Y como tales las trata. Id hacia delante mujeres, la sociedad os protege, no temais nada, la igualdad no es un problema. Pero a su vez se dedican a crear un modelo de sociedad paternalista y proteccionista de la mujer. Las palabras de Gallardón no son más que la expresión oral del desconocimiento del sentir femenino. Quizás el sr. Gallardón no sabe que las mujeres durante la Edad Media no tenían alma porque así lo decidieron los santos hombres y que no fue hasta el Concilio de Trento que se les otorgó ese honor. Igual tampoco sabe Gallardón que las mujeres tenían prohibida la posibilidad de actuar sobre un escenario. Igual desconoce también que las mujeres chinas son condenadas a muerte atroz en las habitaciones de la muerte. O, a lo mejor, se le escapa que las mujeres son sistemáticamente violadas y abusadas por sus maridos en muchos paises. Puede ser que desconozca que a las niñas africanas, mayoritariamente pero no solo, se les extirpa el clítoris al vivo por parte de otras mujeres que a su vez están mandadas por los hombres. O igual no ha leído nada de una tal Mary Wollstonecraft que abogaba por la independencia económica femenina como único recurso de las mujeres para emanciparse. Puede que su madre no tuviera que ir acompañada al banco de su marido hasta bien entrados los 70 en España para sacar su propio dinero. E, incluso, me puedo creer que no sepa que el aborto es un derecho conquistado por miles de mujeres desde finales del XIX.
Puedo perdonarle toda esa incultura señor Gallardón, déficit epistémico para ser correctos, pero no puedo perdonarle que haya tratado a las mujeres como si no tuviesen conciencia. Se lo voy a explicar sr Gallardón: la única justicia para las mujeres es la de reconocer su propia autonomia, independencia y capacidad religiosa, moral, ética, sexual y económica. Eso es el feminismo sr. Gallardón. Son muchas las mujeres que saben perfectamente lo que quieren. No me venga ahora con el proteccionismo. Claro que usted dirá que protege al no nato. Muy bien, perfecto. Pues si protege al no nato explique a las mujeres que usted conoce y que envian a sus hijas, menores incluso, a abortar al extranjero que no está bien; pero no marque la pauta a millones de ciudadanas. Usted sr. Gallardón con su discurso sobre la violencia estructural ignora lo evidente: no hay mayor violencia estrctural que tratar a las mujeres como seres sin voluntad y criterio.
No estoy a favor del aborto. Pero pondré siempre por delante mis preferencias como hombre para que una mujer pueda conseguir aquello que se merece. Las mujeres han vivido siglos en la inoperancia social y en el aislamiento doméstico, han sufrido reclusiones y aún hoy viven bajo el yugo de los hombres. Se llama patriarcado sr Gallardón. Y justo por esas mujeres que aún se juegan la vida al cantar una canción en Irán o por querer tener más de un novio en otros países no le voy a consentir ni a usted ni a nadie que hable asi de ellas. No porque no sean capaces de defenderse. Ya comprobará estos dias que lo hacen perfectamente. Sino porque como hombre y ciudadano me avergüenzo de los hombres que denostan y tratan de inútiles a las mujeres. Me avergüenzo y me dan asco los hombres que aún no han sido capaces de entender porque no les ha dado la real gana que las mujeres son autónomas, libres y tienen capacidad suficiente. Como decía mi profesora Silvia Caporale Bizzini: Don't let men be your key, because women are not simple closed boxes. Every woman have a key of her own sexuallity, motherhood or desire (sic)
David Marzal Sellés
Profesor y Escritor
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Es prega sinceritat. Se ruega sinceridad.