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Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

3/28/2012

LA CARETA

¿Hasta cuando vamos a llevar puesta la careta? Esta es la pregunta que me he hecho hoy tras vivir tres hechos que han vuelto a confirmar lo evidente: Las aves de rapiña afilan sus picos. A las 9:30 de la mañana una persona cercana me ha contado lo siguiente: "Tengo a mi madre en el hospital. Ha dormido toda la noche en el pasillo. Tiene una grave infección de orina. Lo peor ha sido que ha pedido un pañal porque se orinaba encima y le han dicho que no habían. Hasta que no he llegado yo esta mañana no se lo han puesto. Ha tenido que estar toda la noche levantándose a orinar. Con 74 años que tiene mi madre...pobre" Impactado por ese testimonio he vuelto a casa tras venir de hacer unos encargos y he entrado en tuiter. 

Mis ojos no daban crédito: Dos hashtag se peleaban por el reino de la razón. #29fotoalesquirol y #29fotoalpiquete. El primero estaba lleno de excesos visibles que seguían la típica línea del mundo se acaba y si no vas a la huelga estás haciendo un flaco favor a la sociedad. El segundo en cambio era un ataque en toda regla al derecho de huelga. Yo, que de natural soy irreverente y curioso, quizás demasiado, he leído ese Time Line y me he encontrado con un tuit especialmente ofensivo: "IU y la PSOE son unos borrachos y unos drogadictos. Orgullo de ser española. Mañana yo trabajo" Mis dedos no lo han podido evitar y he escrito un tuit durísimo, salvaje, cruel y tremendo: "Ojalá te rompas las piernas y no puedas volver a bailar en tu vida. POR ESQUIROLA" Y más alegre que un ocho lo he enviado. La respuesta, claro, ha sido inmediata pero  no por parte de la atacada sinó por parte de gente de su TL. Tras más de dos horas de agria discusión he llegado a una conclusión: "La extrema derecha más feroz había tomado twitter y yo había caído en su burda trampa" Pero como los hilos del destino son liosos la cosa ha derivado en un ataque personal del que me he zafado de manera brillante (sí, no tengo abuela, murió en el 88). 

Por la tarde, una persona conocida me ha llamado para decirme que habían echado del trabajo a su hija. Curiosamente, embarazada. Como si de un efecto boomerang se tratase las palabras de Gallardón han reverberado en mi cabeza y he respondido: "Ahora ya es una mujer mujer. Puede estarle agradecida al PP". A sabiendas, claro, de que la susodicha despedida y la susodicha madre votaron eso. Ellas mismas lo confesaron con orgullo. 

Y llegada la noche lo último: "Espero que un coche de policía se lleve por delante a los piquetes" en plabras de un esperpento informativo de tal hijoputez que me niego a pronunciar su nombre. Y de nuevo como si Casandra hilara la vida he recordado mi tuit de la mañana. Mientras yo era atacado y con razón por un exceso al tal señor informador lo aplaudían a rabiar en el mismo TL antes mencionado.

Estos son los hechos que evidentemente no pretenden ser crónica periodística porque no lo soy pero si muestra honesta de lo que considero ha sido la realidad. Y tras toda esta cascada de despropósitos me encuentro que hay gente que pone en cuestión la huelga. Usando eso sí de manera sibilina a los convocantes de la misma como punching ball.

Si por mi fuera los sindicatos no cobrarían un duro. Se lo pagarían sus socios. Si por mi fuera los sindicatos no serían una parte más del poder sinó asociaciones cívicas con derecho a decidir en un Parlamento. Y si por mi fuera Toxo y Méndez deberían haber dejado el cargo tras lamer el culo, sí, brusco, pero real, al señor Zapatero.

Pero lo que no voy a consentir ni como ciudadano ni como persona es que me tomen el pelo. El derecho a huelga ha costado sangre, sudor, lágrimas y guerras. Se ha llevado por delante a varias generaciones y es el fruto del esfuerzo de decenas de generaciones que han luchado a brazo partido por hacer que los hijos vivieran mejor que los padres. La reforma laboral es un ataque a la línea de flotación del derecho laboral y supone una afrenta a todos los trabajadores. Es un insulto a la inteligencia que nos quieren colar pero no cuela.

Y por ese motivo yo que he trabajado en blanco, en negro, en público y en privado, de día y de noche, hasta 14 horas si ha hecho falta, por poco sueldo, mucho sueldo e incluso por ninguno me niego a admitir que los derechos de miles de trabajadores se vayan a la porra porque no sé muy bien qué sistema al que argüyen lo solicita. 

Somos el fruto de nuestras decisiones. Somos la fuerza de nuestras decisiones. Somos las víctimas de nuestra apatía. Somos el fruto de la indiferencia que debe acabarse de una puñetera vez. Y hasta aquí hemos llegado. La última bala de la recámara ha sido usado en nuestra contra. De nuevo los trabajadores vuelven a sufrir la burla. Y de mi como ciudadano no se burla nadie. 

Por cierto, ¿por qué tanta polémica por desear que alguien se parta las piernas? La susodicha era profesora de danza. Mientras voy rezando padrenuestros y haciendo acto de contricción sin esconderme otros usan radios y televisiones para permitir declaraciones de muerte. Yo almenos me quito la careta y doy la cara, otros no tienen cojones (u ovarios, que no quiere parecer un Gallardón de cuarta)

David Marzal 

Escritor, profesor y hoy más libre que ayer pero menos que mañana.

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