Siempre hay un bufón para una corte, una puta para una cama y un verdugo para un buen cuello. Esta frase fue la primera que escribió en la pizarra mi profesor de Historia del Periodismo Literario. La frase tiene su miga y fue dedicada a los que mediante pasquines iniciaban una tambaleante carrera hacia lo que posteriormente daríamos en llamar periódico. Y como bien indica el vocablo, periódicamente nos encontramos bufones, putas y verdugos de diversa ralea que le hacen el juego al poder.
Hoy ha sido el turno de la eminente periolista de ABC Paloma Cervilla. Un encanto la mujer. Simpatiquérrima donde las haya. Cosa que me hace pensar que su perfil pudiese caber en el de bufón. Pero cuando me he enterado de las palabras de la susodicha he sabido que encajaba a la perfección en la segunda categoría. Porque hace falta ser muy perra (o perro) para acusar a los becarios de gastarse el dinero en scooters y en ponerse tetas. Ella se pensaba que le iban a dar el Ortega y Gasset por tamaña idea. Pobre.
Aunque lo más ofensivo del artículo no es su machirulismo rancio, la visión asquerosa de las tetas como gran placer narcisista de la mujer, la relación entre tetas y poder, la inadmisible clasificación de chicos con scooter y chicas con silicona, sino algo peor. No había datos. Ni uno. Se lo ha contado alguien, su amigo invisible supongo. Y eso es lo que me ha hecho estallar. Poca broma.
El Periodismo es una de las profesiones más serias y sacrificadas que se conocen. El buen informador no descansa, vive al filo de la noticia y se deja hasta la piel (muchos la vida) por buscar la veracidad de los hechos. Pero gracias a pollinas como Paloma Cervilla la cosa se degrada. Se degrada tanto que lo único que merece ese tipo de periodista es que le digan alto y claro que es un sicario, un mendaz, un lameculos arrastrado. Para más INRI el propio Ministerio de Educación ha dado al traste con las tesis de la tal Cervilla al hacer marcha atrás.
Nos faltaba el verdugo. ¿Quién es el verdugo? Porque si el bufón es Wert, la puta (sentido metafórico moral por supuesto) es Paloma Cervilla y su profesionalidad de mierda ...¿Quién es el verdugo? Pues el verdugo somos usted y yo. Hoy la cabeza de Cervilla ha rodado. A estas horas ya han cerrado la entrada putrefacta en su blog. Otro triunfo de la audiencia. Ríete de la telerrealidad. Pobre Paloma...Decía que yo le había publicitado el blog al insultarla. No te insultaba, te describía. Y sí que te hice publicidad. Como el magnífico Don Draper he conseguido que una oleada de consumidores apuesten por tu producto pero al revés. Un beso, querida, y ponte un capítulo de Mazinger Z para gritar ¡TETAS FUERA DE MI BLOG!
David Marzal
Profesor, escritor y ahora también agente publicitario.