Twitter

Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

5/10/2015

LA TRAICIÓN

No le deseo ni a mi peor enemigo lo que ayer tuvo que vivir Juan Gómez Jurado en Twitter. 

Como suele ocurrir en esa alocada y salvaje red social las polémicas se transforman en ataques y los ataques en ataques en masa. 

Twitter es así, no nos vamos a poner a llorar ahora. 

Pero la cuestión no es la oportunidad del ataque sino aquello que lo fundamentó,

Basta un artículo de opinión en la sección cultural de ABC para que tu vida se convierta en un infierno.

Y no, en esta ocasión no fue algo como aquel famoso Tetas y Becas de cuya autora no quiero acordarme.

Fue algo mucho más técnico y sorprendente: El mundo de la traducción.

Se ve que el señor Juan Gómez Jurado, traducido a 40 idiomas, hablante inglés-español desde los tres años, conocedor como pocos de la cultura anglo y activo periodista que lleva más de 20 escribiendo, no sabe qué es la TRADUCCIÓN.

¿Qué pecado había cometido? ¿Cuál fue su error?

Simplemente quejarse y opinar sobre lo desafortunada que le pareció la traducción de la película Los Vengadores 2 La Era de Ultrón.

Lo que no sabía Juan Gómez es que Los Vengadores eran en realidad traductores disfrazados (joking).

El artículo fue tuiteado por él mismo en formato "foto móvil". ¡Qué suicida el tío!

La cosa fue subiendo de tono: ¿Qué había dicho Juan para molestar tanto a la parroquia?

Cito frases textuales:

"Podríamos pensar que los mal pagados traductores no se dieron cuenta y se comieron esa palabra sin ningún propósito de censurar" 

"Sin embargo, los brillantes traductores al castellano decidieron que ellos sabían más que señores que cobran seis millones de dólares por hacer un guión de cine, escribiendo en su lugar: Mirad, nos ha dejado un grafiti."

"PARA EL EJECUTIVO DE LA DISTRIBUIDORA, [...] los españoles somos un país de ignorantes a los que hay que darles todo muy mascado, y a ser posible que suene a risa."

Luego cita títulos traducidos de manera tremenda al castellano desde el original inglés y prosigue...

"Y no sirve como excusa que tenemos los mejores actores de doblaje del mundo. Primero, eso dejó de ser cierto hace quince años, pues ahora con lo que cobran apenas pueden hacer su trabajo dignamente. Y segundo, doblar es robarle al actor su voz, al espectador miles de matices y violar el producto final. Y no creo que nadie quiera presumir de tener los mejores ladrones y violadores del mundo."

Ya está, a la guerra, acabemos con Juan Gómez Jurado. A la hoguera. A las barricadas.

Los tuits de contestación a Juan se dividieron en dos facciones: La de la gente formal, seria y profesional que intentaba argumentar y explicar. Y la de los cafres, que además fueron muy obvios, con una comprensión lectora nivel "te lo voy a explicar con un dibujito".

Soy Filólogo, siempre lo pongo en mayúscula aunque sea poco ortodoxo porque me reivindico, y no había visto tal desbarajuste respecto a la comprensión de un texto ni en mis primeros años como tutor de segundo de la ESO.

La vergüenza y rabia que sentí ayer ante la prepotencia de mucha gente que tergiversaba el texto de Juan alcanzó cotas indescriptibles.

Pero, leamos el texto. Sí, esto no va dedicado a los traductores, sino a los traductores malos, gañanes y lectores mediocres que tuve que enfrentar ayer. 

Lo primero que uno debe hacer al leer es comprender que la literalidad del significado no es siempre la intención del mensaje. Un texto son palabras  para un mensaje. Mensaje complejo. Igual un poco de Jakobson nos vendría bien.

El texto aparece en una sección de opinión. Opinión, repito.

Por tanto, no era ni un texto académico, ni un texto técnico, ni un texto documental sobre la precaria vida de los traductores. 

Su título Venganza contra la traducción es un juego de palabras que se relaciona de manera directa con dos factores del texto. Un  factor intertextual y otro paratextual. El intertextual es la referencia en las líneas 6-7 a Los Vengadores: La Era de Ultrón. El paratextual es la foto a color de arriba. 

Ni tan solo es un juego de palabras original o difícil. Es obvio y directo como requiere en ocasiones el lenguaje periodístico. 

No lo entendieron y pensaron, literalmente, que Juan Gómez Jurado buscaba venganza real.

El texto se estructura en tres grandes bloques de contenido que describen a público (sujeto inicial de la narración de hechos en la que se incluye el mismo autor del texto), ejecutivos (sujeto disgregado del grupo traductores) y dobladores (última referencia en base a la labor que suele complementar la traducción).

Esto tampoco se entendió. Lo único que dice el autor en el texto respecto al sujeto traductores es que están mal pagados (sic). Véase cita anterior de este mismo artículo. 

La referencia a la alteración del contenido viene referida a los ejecutivos, que, os guste o no, también forman parte del paquete. 

Cualquiera sabe que el mundo de la traducción es complejo. Se sabe menos que es un mundo de equipos coordinados y nervios de acero. Casi nadie sabe que no son el primer paso de la cadena, sino a veces el último. 

Pero, guste o no, son un equipo en el que entran desde ajustadores a localizadores pasando por señores que pagan y ordenan. Es lo que hay. ¡Qué putada!

Pues nada, que Juan nos has atacado, que Juan eres malo y Juan eres un ignorante.

Seguimos.

La bomba de la traca fue el decir que Gómez Jurado había comparado a traductores con violadores y ladrones (!)

Y ahí es donde a mí me dio el cabreo y dije basta.

Eso es no saber leer. 

Repito: Los que dijeron esa barbaridad no saben leer. 

Volved al cole. Compraos un manual Micho. Pedid ayuda en la Iglesia y que os enseñen las monjas o los curas. Buscad ayuda en la Biblioteca. Os urge.

Si unos supuestos traductores son capaces de decir que existe esa identificación en el texto cabría recordar que:

1) Hay sentidos literales y figurados. En este caso el verbo robar es sinónimo de suplantar. El doblador suplanta la voz de los actores. Y claro que pierde matices. Para empezar no es la misma voz. Lógico, de unir línea de puntos. 

2) La acepción de violar en el texto no tiene que ver con la violación sexual. Se puede violar una propiedad, violar una norma o una ley. Pero qué cojonudo queda ir al significado más dañino para desacreditar al otro.

3) Haya o no equipos de traducción, haya o no voluntad de hacerlo bien, haya o no precariedad, el trabajo debe salir adelante con un resultado DIGNO. Repito: Resultado digno. El 98% (porcentaje inventado; quede clara esta broma no sea que hoy tenga que enfrentarme a expertos en estadística que tampoco supiesen leer) del público que vio Los Vengadores no se paró a pensar en esto. Pero Juan Gómez es escritor y periodista. ¡Qué mala suerte!

Vamos acabando.

La guinda del pastel la puso un tuit que decía: "Tienes nivel para opinar sobre traducción cuando seas un traductor, ni más ni menos"

Tócate las narices que ahora para poder opinar tenemos que convertirnos en Google Translator (esto es otra broma, lo aclaro por si se molestan los creadores del "maravilloso" Google Translator.)

En resumen, lo que se vivió ayer en Tuiter me da vergüenza ajena, siento rechazo y me siento indignado por las reacciones de muchos, no de todos, que se dedicaron a decir auténticas mentiras.

No, no soy Traductor, también lo escribo en mayúscula de modo poco ortodoxo porque también os reivindico, sino Filólogo. Y por eso reconozco de largo cuando alguien no ha sabido leer un mensaje.

Leed más, traduciréis mejor.


Nota al pie: Los que me acusaron de no respetar la ortografía porque no sabían distinguir una errata de una falta no han tenido la suerte de entrar en esta rave.


David Marzal

Profesor, licenciado en Filología Catalana y escritor. 
Editor SEO para webs comerciales y corrector de textos.
Participo en la revista Píxel Busters y en la web cultural Allegramag.

5/08/2015

RARA AVIS

Ayer empezó REFUGIADOS, la serie de Bambú coproducida con la BBC de Londres. Decir BBC es decir importante, grande de  narices. El prestigio, lo internacional y todo eso a lo que debería optar cualquier producto cultural que pretenda serlo. Igual es que yo soy muy raro y sueño con ver mis textos traducidos a tropecientos idiomas. Maldita ambición. 

El caso es que la serie se estrenó y las redes sociales echaban humo. Pero humo nivel se nos quema la comida y hay que dejar el piso.

Refugiados molesta y no me extraña. Y qué bien que moleste.

Oscura, sórdida, intrigante, pausada, tensa, metafórica, extravagante, ecléctica y con un punto de trampa argumental. 

Sí, Refugiados molesta porque no es agradable, no es simpática, no tiene chistecillos ocurrentes (digo chistecillos, no humor inteligente como el que sí tiene El Ministerio del Tiempo), sus protas son desconocidos para la gran masa, visten ropas tristes,colores apagados, pasan cosas malas a sus protagonistas...

En definitiva, que Refugiados se ha cargado lo típico. 

Lo típico en España, claro. 

Porque aquí parecemos nuevos cuando en otros países hacen series abrumadoramente más violentas e intensas que Refugiados. 

Ahí tienen Black Mirror, The Leftovers o True Detective si quieren sordidez.

Pero, ¿qué ha hecho que Refugiados haya polarizado tanto a la audiencia en redes sociales?

La respuesta es el miedo. La serie da miedo porque te enfrenta a la imagen aún por descodificar. No hay cucharitas con papilla. No hay ni un ápice de complacencia con el espectador. 

Refugiados no tiene piedad.

Una serie difícil, compleja, en la que el engarce lógico de los hechos no es lineal, en la que quedan auténticos agujeros de guión por rellenar, en la que uno se hace un plan y se le cae en la siguiente frase.

Los que nos dedicamos a contar historias sabemos que es una tarea muy esclava, muy exigente y poco agradable.

 Porque todo debe encajar pero sin que se noten las costuras.

Ya ni os cuento lo que debe ser crear una ficción que mantenga la atención ocho horas.

Pues bien, en España esto ha chocado, ha acabado enervando a los espectadores, les ha cabreado.

¿Qué eso de una serie para pensar? ¡Abajo la reflexión! 

El cine palomitas ha hecho mucho daño.

¿En inglés? ¡Pero si es española!

Amenábar se parte la caja mientras revisa sus copias de Los Otros,

Me aburro, es lenta.

La creación de un clímax adecuado llevó a The Wire (obra maestra ever) a aburrir durante seis episodios.

Los créditos son igual a los de True Blood.

¿Y? Eso debería ser bueno, inspirarse, crear con influencias, apasionarse y homenajear. 

Cualquier cineasta del siglo XX sabe que sin revisión no hay acción. 

Los más grandes se enorgullecen de introducir referencias. En Literatura lo llamamos intertextualidad. 

La han emitido en muchos canales a la vez.

¡Qué dirán estos cuando una película como Los Vengadores llega a cientos y cientos de salas copando las carteleras e impidiendo que otras propuestas respiren!

Nada, no dicen nada.

Y así podría pasarme todo el rato. Porque la estrategia de flame y desprestigio desde perfiles falsos (no bots, pero si programados) fue tan bastarda y evidente que traerá cola. 

Nadie está obligado a que le guste algo. Puede cambiar, aborrecer, escupir y hasta quemar lo que no le guste. Allá él con su conciencia de inquisidor/a.

Pero hay una norma sagrada para mí: El trabajo artístico se debe valorar desde la crítica formada. 

El me gusta, no me gusta es sugestión. 

Odiemos, amemos las series, libros, películas o cuadros que nos pongan delante. 

Pero honestamente, con criterio, con dos narices y no desde el anonimato de la infamia.

David Marzal

Profesor y escritor.