Los resultados electorales del 20-D nos están dando mucho juego. Lejos de llegar a acuerdos los partidos se han empeñado en dinamitarse a si mismos tomando a los ciudadanos por verdaderos idiotas. Y si por alguna cosa llegamos al 20-D fue porque nos han tratado como idiotas durante demasiado tiempo.
Lo de Podemos es tan naive que a veces me da risa, a veces me da pena y otras me dan ganas de ponerles un altar a la insolencia y el desparpajo. El señor Iglesias tiene los arrestos para plantar cara y hacerlo con solvencia. Pero cuando vas de kamikaze debes saber que puede haber víctimas. Y en este caso las víctimas volvemos a ser nosotras y nosotros. ¡Qué raro!
Lo de Ciudadanos es tan de oportunistas en una terna de póker que no me fiaría de ellos ni para a comprar caramelos. Arribistas, falsamente moderados y chantajistas con el tema catalán hasta la náusea. Además, han amenazado con negar la financiación a los valencianos si se les perdona la deuda histórica. Su catalanofobia, sus lazos con la extrema derecha, su pueril visión de la España unida y su insensato machismo dan para vómito de discoteca.
¿Y lo del PSOE? Lo del PSOE se resume simple y llanamente en una palabra: traición. Traición no a sus militantes y fieles, esos tragarán con todo y harán piruetas como si de los hooligans de un campo de fútbol se tratase. Les va el carguito en ello. Traición a su palabra. Porque en la era de las comunicaciones en RRSS hay testimonio escrito de todo lo que decimos y hacemos. Y como si se tratase de una novela de Orwell al revés los vigilantes también son vigilados. Por eso leer los tuits del PSOE estos días produce tal sensación de vergüenza, bochorno y risa que solo borrándolos podrían superar tamaña afrenta. Lo de la teoría de la pinza y el blame game hacia Podemos sonrojan a cualquier persona que sepa unir una línea de puntos.
No lo harán porque están a caballo del patriotismo de partido y sacando pecho por haber firmado con Ciudadanos y haber tragado con términos como ''violencia intrafamiliar', haber sido pillados en un renuncio de la ley laboral y haber rectificado con tippex del malo, haber dado la manita a un ser obsceno como Girauta (repasen la biografía de semejante despróposito con patas) y estar en el partido de Toni Cantó, el traidor a UPyD. Calañita de la buena y subiendo.
Visto el panorama actual y llevado como siempre el nivel de hartazgo hasta las últimas consecuencias tenemos dos opciones: O todos tragan su puñetero orgullo de secta o nos vamos a nuevas elecciones. Y pobre de aquel que piense que saldrá indemne de esa batalla.
Pablo Iglesias podría darse el tortazo a costa de perder votos socialistas del PSOE que le revirtieron el 20-D. Rivera podría desaparecer del mapa porque sus votantes, no os engañéis más, son derecha pura y dura ansiosa de poder pertenenciente al PP. Y Pedro Sánchez, tras las investidura fracasada, puede adentrar al PSOE en el túnel del PASOK gracias a la inefable maña de la cortijera Susana Díaz y sus esbirros en Madrid.
Mientras personas como Oltra, Garzón o Baldoví comprueban que de la experiencia valenciana de pactos, Madrid (como símbolo institucional político, aclaro) no ha aprendido nada. Nada de nada. Así le va al PSOE allí. Cuarta fuerza y bajando.
¿Y el PP? El PP aplica aquello de cuando quieras ver el cadáver de tu enemigo pasar, siéntate a esperar. Y por ahora le funciona. Evidentemente porque tiene delante a una fauna que ya la quisiera el zoo de Madrid para los domingos.
Y aquí estamos con el Pacto de las Lentejas, Si quieres lo tomas y si no lo dejas. Pues miren ustedes...Para darnos más de lo mismo tengan la decencia de capitular y dejar de engañar más. El socialismo fake no cuela. Y el cambio será de izquierdas con nacionalistas absteniéndose o no será. Las trampas que se han autoimpuesto les están destrozando. Y bien que me alegro. Mas debe estar gozando al ver cómo todos los que se burlaban ahora se retuercen de dolor por no poder llegar a acuerdos. Un besito para las CUP también que debe estar ya en la decimonovena fiesta del cava a costa del espectáculo.
En resumen: Pedro Sánchez imaginó un triunvirato y se le olvidó que Roma no paga traidores. Buen provecho.
David Marzal