Aún no he salido de mi asombro. El diputado electo por Valencia Toni Cantó publicaba unas incendiarias declaraciones en Twitter. Si ustedes revisan el TL de este señor observarán que aquí el presente fue de los primeros en advertirlo. La cuestión ha sido, según Cantó, que le han colado unos datos más falsos que un euro de goma. Claro, él no hacía nada más que darle voz a una de las múltiples asociaciones negacionistas del maltrato. Y no solo se ratificó una vez sinó hasta cuatro como bien advierte en este artículo Lucía Etxebarria (@laetxebarria): ¿Toni Cantó es tonto? http://allegramag.es/wp/toni-canto-es-tonto/
Pues bien, como íbamos diciendo el señor Cantó expuso tres datos falsos. A saber:
a) El número de hombres maltratados es del 30%.
b) Las denuncias falsas son más de la mitad del total de casos. Y hay complicidad de los organismos del Gobierno.
c) Hay grupos de presión que esconden el problema.
Ante esto, solo cabe la fuerza contrastada del dato. Si leen el artículo de Lucía Etxebarria citado anteriormente cuentan con muchos de ellos, al igual que los desmentidos del CGPJ, Ministerio de Sanidad, Ministerio de Interior y Fiscales de los Juzgados de Violencia de Género.
Dicho esto, y aportados los datos que evidencian la falsedad de las afirmaciones de Toni Cantó, cabe analizar en qué lugar queda este señor y por ende su partido Unión, Progreso y Democracia.
Lo primero que le digo a Toni Cantó es que debe dimitir. Y no, no es una petición por favor. Es una exigencia como ciudadano que ha observado que un diputado, responsable útimo de la administración y la gobernabilidad de un país en caso de ser elegido, no sabe ni contrastar datos. Yo no soy periodista pero todos aprendimos en la Facultad aquello de "Tres fuentes mínimo y siempre comparadas". Pues bien, el señor Cantó solo ha calcado los argumentos falsos de la susodicha asociación negacionaista del maltrato.
En segundo lugar, agradecería a los miembros de UPyD, entre los que se encuentran incluso familiares, que se abstuviesen de negar la evidencia. Si por algo está en crisis el bipartidismo es por su manía en tomarnos por tontos. El señor Gorriarán apuntaba en Twitter que UPyD era víctima de una persecución y que, además, un mal día de declaraciones lo podía tener cualquiera. Pues mire no, cualquiera no.
En tercer lugar, si UPyD se permite, legítimamente, pedir dimisiones a troche y moche (la última la de otro impresentable del PP, Salvador Victoria, que comparó manifestantes con golpistas) debe como mínimo predicar con el ejemplo. Pero, oh sorpresa, hoy se han dedicado a repetir todos los errores de los partidos que no dimiten. La negación, la burla al adversario, el quitarle hierro al tema, la aceptación a regañadientes y la falsa disculpa. Y todo ello con un silencio sepulcral de la Secretaria General del mencionado partido, Rosa Díez.
Dicho todo esto, hoy se ha demostrado, una vez más y van cientos, que predicar regenaciones democráticas y salvamentos es muy sencillo. Pero la política, en su virtud y su crueldad, no perdona. Cuando un gobernante o posible gobernante mete la pata hasta el corvejón puede excusarse hasta cierto punto. Pero cuando un gobernante o futuro gobernante además de meter la pata, intenta justificar lo injustificable, debe dimitir.
Y por último, les contaré una historia. Lejana, real, documentada, contrastable y pública. Es la historia de Kori, mujer, americana, militar del cuerpo de Guardacostas de la Marina. Una mujer como otra cualquiera, una mujer con valores militares. Una mujer en un sistema de hombres. Pues bien, cuando Kori fue violada por uno de sus superiores y le golpearon brutalmente la cara, sufrió un desplazamiento de la mandíbula y una rotura profunda del hueso maxilofacial. La golpeó en el lado izquierdo. La empujó contra un armario. La tumbó y la violó brutalmente. Kori, aún hoy, sufre las heridas en la cara, toma ansiolíticos, sufre depresión, tiene problemas de relación asociadas al maltrato y ha tenido diversos intentos de suicidio.
O también podríamos contar la historia de otra soldado a la que le rompieron la columna vertebral mientras era violada. Y luego, arrastrándose, tuvo que llamar a su padre. "Papá, ya no soy virgen. Me han violado" Su padre, el militar al que admiraba. ¿Exagerado? En absoluto. He escogido los casos más suaves. Aquí tienen más: www.notinvisible.org Quizás solo cuando entendamos que el maltrato es una guerra invisible que libran depredadores, tengamos autoridad suficiente para poder poner en duda el dolor de las mujeres que lo sufren, lo sufrieron o, por desgracia, lo sufrirán. Os lo dejo en inglés y español:
En español (VOS)
David Marzal
Profesor de Secundaria y Escritor.