Hoy no es más que un anuncio del mañana incierto y aún no queremos darnos cuenta. Mientras Europa se debate entre el Oráculo y la Parca la población asiste atónita a la concatenación de las cosas que nunca debieron suceder pero sucedieron por no haber hecho caso. Cada minuto que transcurre no es más que el testamento de aquello que ya es irreversible. Y ustedes se preguntarán: ¿Cómo hemos llegado a este estado catatónico? La respuesta es bien sencilla: Hemos cambiado comodidad por libertad.
La complacencia de los años de vino y rosas se traduce ahora en desesperación. La falsa impresión de haber tenido futuro ha acabado en una realidad tan tangible y espesa como la brea. La generación más preparada de la Historia de España se da cuenta a golpes y mal que nunca fue la más preparada del mundo. Y ante el hecho incontestable de la propia dejadez se recurre una y otra vez al qué he hecho yo para merecer esto.
La ignorancia se paga cara. La desconexión de las nuevas generaciones con la alta cultura, el pasotismo sobre los hechos realmente importantes y esa especie de romanticismo recalcitrante del carpe diem aunque esté agonizando han conformado una masa social inoperante que solo a base de palo y zanahoria está siendo capaz de responder. Muchos jóvenes ya han volado escapando de las nubes de plomo y en su desplazamiento avisan al resto: Espabilad que de esta no salimos.
La artificialidad como modo de vida lo impregna todo. España es el país que más tiempo se pasa pegada al televisor y por ende actua como receptor pasivo. Información McDonald's de sabor dulce y efecto pasajero que alimenta pero no nutre. Mientras la generación de mayores vive en la desconexión los más jóvenes crean su mundo paralelo desde su dispositivo móvil pagado, eso sí, con el dinero de sus padres en la mayoría de las ocasiones.
La evasión como escape a la dificultad. Las cosas cuestan esfuerzo y es mejor no perder energía. La ley del mínimo esfuerzo ha imperado durante décadas y la del máximo sacrificio ha quedado mitificada en la voz de unos antepasados que de tan sufrientes ya solo optan a la tranquilidad. La irracionalidad del escapar frente a la valentía del afrontar ha sido otra pincelada del horrendo cuadro.
El dinero como objetivo y no como herramienta. Tanto tienes tanto vales. Qui paga, mana. Si tienes pasta tienes la vida resuelta. Me gusta este pero es muy caro. Comprar es bueno. Si no tienes no vales. Quiero siempre lo mejor. No lo necesito pero me gusta. Y si puedo tenerlo por qué no voy a tenerlo. Si no lo puedo comprar me lo compran mis padres. Es caro pero me encanta. Si no tienes eso no estás a la última...Y así hasta hoy.
Mezclen la coctelera, sacudan bien el producto con dos gotitas de compromiso cero y tres o cuatro chorritos de siempre ha sido así y descubrirán que eso que les recorre el cuerpo cada vez que escuchan o ven las barbaridades que estamos sufriendo es simple y llanamente rabia. Rabia por haber comprobado que nuestro plan de Mejor No Molestar ha traido consigo el Poder Sobrevivir.
David Marzal
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Es prega sinceritat. Se ruega sinceridad.