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Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

9/19/2012

LENGUAS EN CONTACTO (I)

La cantidad de imprecisiones, barbaridades y falacias lingüísticas que estoy teniendo que oir en los últimos tiempos me ha llevado a la conclusión de que no hay mejor medicina para descubrir la trampa que descubrir los hilos. Porque los españoles, todos en general, estamos cayendo en una trampa demoledora: La de creer en la inocencia de los que han inicado procesos conscientes de sustitución lingüística. Para entender la gravedad de la situación les ruego sigan paso a paso el siguiente racionamiento. Cuando acaben de leer este artículo les recomiendo que simplemente salgan a la calle y escuchen. Si ustedes no han sido picados aún por el virus del integrismo verán la realidad. 

a) No hay lenguas aisladas ni solas en el planeta.

La lingüística moderna hasta bien avanzado el siglo XX, sobre todo debido a las tesis del estructuralismo, interpretaban que una lengua ocupaba un espacio. Ese espacio es siempre un espacio social, es decir, un número determinado pero no limitado de situaciones o contextos en los que se puede desarrollar una lengua. Así pues, entendemos que una lengua puede ser hablada en un banco, en una casa, en una montaña o en una fiesta. Entre otras cosas porque quien determina aquello que habla es el hablante. 

Pero, ¿es siempre la elección de los hablantes consciente? La respuesta es no. Y no lo es porque nosotros somos como hablantes la correa de transmisión de la lengua heredada. Es nuestro entorno social, presente en forma de "padres" en una primera fase la que nos introduce en una determinada lengua. Aunque vivamos en un territorio de lengua A nuestros padres libremente pueden hacer que aprendamos en casa la lengua B. Pero observemos el matiz: El uso lingüístico requiere siempre un espacio. Un espacio concreto. Y un espacio puede ser ocupado, según las tesis primigenias de la lingüística por una lengua. Es justo desde esta visión de un espacio, una lengua de donde provienen la mayor parte de problemas. 

Como no existen lenguas aisladas y todas entran en contacto con otras las lenguas que pugnan por el espacio lingüístico deben, desde el punto de vista lingüístico, asociar otros matices exógenos a la propia lengua para ganar valor. Son justo estos valores exógenos a la propia lengua los que crean el concepto de mayorización lingüística. Dicho de otro modo: Una lengua ocupa un espacio porque se prestigia para ello, se hace válida partiendo de la voluntad de sus hablantes. 

Avanzado el estudio lingüístico, hacia los años 60, los nuevos estudios sociológicos observaron que ciertos segmentos de población se comunicaban en lenguas distintas a las del resto e identificaban su acción comunicativa en el ámbito privado de las mismas. Aracil, Ninyoles y Vallverdú configuran en sus estudios las principales tesis de la Sociolingüística provenientes de Labov y Ferguson, así como las respuestas implícitas y explícitas que respecto al tema habían aportado Hymes o Bernstein.

Ahora les pido que imagen dos círculos cerrados y separados. Al primero de ellos le llamaremos Lengua A y al segundo Lengua B. Imaginen ambos de manera independiente y sin contacto. Esta disposición es utópica e inexistente pero es de la que parte la Sociolingüística para abordar el problema de las lenguas en contacto.

Ahora situen su lengua en uno de ambos círculos. Colocaremos el español en el círculo A y el catalán en el círculo B. Como ustedes saben estas lenguas están en contacto. Pero este contacto no había sido el mismo en todo el proceso. Imagen a continuación que ustedes, hispanoparlantes, se ponen en contacto con un catalanoparlante. Si ambas partes son monolíngües el entendimiento no será posible pues cada parte desconoce el código lingüístico a descifrar de la otra. Esta sería la base del apredizaje de lenguas: La necesidad. Como debo comunicarme para ser entendido necesito aprender como hacerlo. 

Cuando los dos círculos se unen crean lo que lingüísticamente se llama zona de contacto. Esa zona de contacto compartida es positiva y enriquece a ambas. Los catalanoparlantes aprenden español y los hispanohablantes aprenden catalán. Sería lo que en lingüística social se llama bilingüismo de grado 1 o bilingüismo utópico. Pero, ¿por qué utópico? ¿por qué no realizable en la realidad? Pues básicamente porque en la realidad del uso lingüístico toda lengua tiende a mantener su espacio sin invasión del resto. 

b) Las lenguas no sirven (solo) para comunicarse.

Cuando en mis clases pregunto para qué sirve una lengua la mayoría del alumnado responde: Para entendernos, para comunicarnos. La respuesta no es incorrecta pero es una verdad a medias. La lengua no tiene una sola función. Hablar una lengua es básicamente entender el mundo. Realizar el proceso de conceptualización más complejo que puede realizar el ser humano. O, dicho de otro modo, hablar una lengua es formar parte de una manera concreta y determinada de ver el mundo. Habitualmente, aprendemos lenguas desde la gramática y la ortografía olvidando asimismo el valor significativo. Pongamos a modo de ejemplo una palabra tan común como weekend en inglés. ¿Cómo dicen weekend los hispanohablantes? Fin de semana. ¿Y los catalanoparlantes? Cap de setmana. Es decir, unos interpretan el "final" de aquello conocido como "semana" y otros lo ven como el "inicio". Cabría preguntarse,si las semanas tienen siete días para todos y todos llegan al viernes, ¿por qué algunos empiezan y otros acaban la semana? Pues simplemente porque han categorizado y conceptualizado el mundo de una manera distinta. Ni mejor, ni peor. Distinta.

Así pues, una lengua es mucho más que una simple herramienta. Es en definitiva la esencia de la comprensión y la capacidad interpretativa de los seres humanos expresada mediante fórmulas de intercomprensión. Aquellos que hablan de lenguas como instrumentos hacen pues un flaco favor a las lenguas pero también a sus hablantes.

c) Las lenguas no son bonitas ni feas.

Volviendo al tema de la sociolingüística y su relación con los ámbitos de uso o espacios de uso social tanto Labov como Ferguson se preguntaron porqué había familias que hablaban a sus hijos en una lengua que no era la materna (en posteriores artículos entraremos en el discurso de la lengua propia). ¿Por qué gente que hablaba una lengua B pasaba a una lengua A o viceversa? Tras su proceso de observación lo tuvieron claro: Lo hacen porque consideran que hablando A serán más importantes, aptos, aceptados o comprendidos que con B. Es decir, consideran que una lengua es más importante que la otra, más apta que la otra, más comprensible que la otra. 

Ese proceso, esta distinción por importancia, se denomina diglosia. Una persona bilíngüe puede ser diglósica si habla una lengua cuando cree que la situación es formal o importante y otra para lo informal. ¿Recuerdan a un famoso presidente diciendo que hablaba catalán en la intimidad? ¿Y a un famoso ministro diciendo que el catalán no era apto para la ciencia? Partían de un planteamiento de diglosia. La lengua A es más importante y merecedora de respeto que la lengua B. 

Pero cómo se "gana" este respeto. ¿Cómo es posible que se asocie una lengua a lo importante y otra no? Pues porque anteriormente ha habido un proceso de mayorización y otro de minorización. Y no resulta válido el criterio numérico...Minorizar en términos lingüísticos es hacer pequeño, negar importancia, reducir el prestigio (Esa lengua no vale; con esa lengua no vas a ninguna parte; es muy difícil y no tengo tiempo de aprenderla: esa lengua la hablan cuatro gatos) y mayorizar es dar prestigio, importancia, caché (si hablas inglés vas a todas partes, hay que saber inglés porque es muy importante...) Si aplicásemos este criterio a día de hoy probablemente ya hablaríamos solo una lengua en todo el mundo.

d) Asumir la minorización es asumir la sustitución.

Las cosas poco importantes las apartamos o las ignoramos. Algo que no tiene importancia o que no tiene prestigio, que no vale en definitva, es expulsado. El proceso de diglosia ejercido entre el catalán y el español llevó durante más de tres siglos a una minorización por vias legales e incluso religiosas y morales de la primera. Hablar catalán era "de pueblo", "tosco", "poco acertado", "inútil", "de casa", "íntimo"...Pero en cambio hablar español era lo correcto (Daba esplendor, ya saben).

La mayor parte de la población catalanoparlante asumió esta minorización. Y lo hiceron para sentirse prestigiados. De hecho, los procesos de sustitución se inician en orden descendente y no ascendente. La gente de "abajo" imita a la gente "de arriba". Eso se lo creyeron muy bien por ejemplo en la zona del Teatro Principal de Alicante donde la pequeña y mediana burguesía corrió a aprender castellano para ser "fino". O también se lo creyeron en Madrid cuando hablaban "francés" para ser "elegantes". 

e) El final de la sustitución es la desaparición de la lengua minorizada.

Y cuando las cosas se van empequeñeciendo una y otra vez al final desaparecen. Actualmente, ya no quedan monolíngües catalanoparlantes. Repito: Ya no quedan monolíngües catalanoparlantes. Pero sí hay monolíngües hispanoparlantes y bilíngües en ambos casos. Problema: El bilingüismo actual es pura y llanamente unidireccional. Es decir la relación no se hace desde la igualdad de necesidades sino que una parte de la población puede vivir tan pancha en su lengua y la otra debe aprender si no quiere acabar en el aislamiento social. 

          Dicho todo lo anterior, entenderán ustedes ahora, espero, la importancia significativa que para muchos tiene nuestra lengua. Y entenderán también que no podamos admitir que se nos niegue la realidad lingüística. ¿Saben dónde está en peligro el español? En Sudamérica y Centroamérica. ¿Saben por qué? Porque ha iniciado ya el proceso de sustitución hacia el inglés. Eso tan moderno que llamamos spanglish es ni más ni menos que un español lleno de anglicismos, imitativo estructuralmente del inglés, una muestra clara de minorización en el español de América. Así que cuando oigan a alguien aseverar que el castellano está en peligro en Catalunya o en València o en Balears no teman decirle en su cara y sin ambages que no es más que un embustero y un mentiroso. O lo que es peor, si conoce la realidad lingüística, un genocida cultural.

David Marzal 

Profesor y escritor.

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