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Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

1/25/2012

La memoria del recuerdo

Decía el insigne autor catalán Josep Pla que su El quadern gris (El cuaderno gris), obra de referencia de la Literatura Europea del siglo XX, era un frangmento de su vida, su diario. Mentía como un bellaco el insigne Pla. No sé si ustedes saben que El quadern gris, considerado durante años una fidedigna biografía de Pla, es el ejercicio de ficcionalidad mejor construido. Tanto es así que han sido datos como fechas los que han desmontado aquello que Pla construyó y todos creyeron. Queda demostrado por tanto que la verosimilitud (versemblança en catalán: semblante verdadero) no es más que un constructo. ¿Por qué hay cosas que nos creemos y otras que no? ¿Hasta dónde llega el límite de la realidad? Preguntas estas que entroncan con una cuestión fundamental: todo lo que somos es recuerdo.

Decía Carme Riera, una de las más importantes escritoras catalanas del siglo XX, que cuando escribió Te deix, amor, la mar com a penyora (Te dejo, amor, el mar como deuda) le bastó con cambiar una de las voces narrativas para ocultar la identidad de la protagonista. La voz del narrador es clave para construir el relato.

España, siglo XXI. Se producen a la vez tres hechos de relevancia fundamental en 24 horas: exhumación de las 17 rosas (grupo de mujeres fusiladas en la Guerra Civil por su relación directa, indirecta o por sospecha de pertenencia a la República), se juzga por un presunto abuso de competencias al Juez Garzón  y los denunciantes son ultraderechistas de la peor calaña y, por último, se cumplen 25 años de la matanza de los abogados laboralistas de Atocha. Estos tres hechos, no coetáneos, apartados geográficamente unos de otros y con divergencias en su causa quedan unidos en uno: el franquismo está vivo y no se va a dejar vencer. Claro, el escalofrío que te entra es morrocotudo y empiezas a pensar que vives en la Alemania nazi o en el gulag soviético. Pero, ¿por qué se crea esa relación? ¿Por qué vinculamos hechos entre sí?

Afirman los especialistas en Literatura Memorialística que la memoria no es un depósito sinó un zig-zag que bascula entre el objeto del recuerdo y la causa. Algo así como una especie de magdalena de Proust gigante. Ese zig-zag que va y viene requiere por parte del cerebro tres elementos: identidad del objeto recordado, identidad del hecho recordado y relación del yo con ambos. Una persona que no sabe quién es es quien se desconoce. Por ello, el hecho de investigar, pensar, volver la vista atrás, conocer el pasado, en definitiva, no debería asustarnos porque es una operación natural para saber quienes somos. ¿Por qué nos negamos a recordar? ¿Por qué el recuerdo provoca dolor? 

Pues según afirmó afirmó la periodista y escritora catalana Montserrat Roig (cuya revisión y lectura recomiendo encarecidamente) en su obra Digues que m'estimes encara que sigui mentida (Di que me amas aunque sea mentira) de manera cruenta y clara: "Per comprendre el dolor l'hem de saber recordar" (Para comprender el dolor lo tenemos que saber recordar). Tener que saber, esto es, el recuerdo no doloroso son los hechos recordados. Y de ahí proviene nuestro miedo a recordar: implica siempre el dolor. Y, ¿quién quiere recordar en una sociedad entregada al placer y la inconsciencia? ¿Quién querrá recordar si el hecho de hacerlo se interpreta como una recuperación de lo oculto?

Para concluir, hemos creado una ficción al estilo Pla para evitar zigzaguear por nuestra memoria y sentir cualquier tipo de dolor. Es lo que tiene activar mecanismos de la memoria colectiva: el sufrimiento simbólico afecta a todos. No saber estructurarlo, enfrentarlo y resolverlo solo nos lleva a un camino: la memoria en bucle de falsedades e imprecisiones.

David Marzal

Filòleg Català per la Universitat d'Alacant (UA), professor de Secundària.

1 comentari:

  1. Vaya descubrimiento!!! aqui una fan, utilizas términos que no es frecuente encontrar: "memoria colectiva" en mi ultimo post yo me refiero a la "conciencia colectiva", es muy interesante.
    Nuestra historia está plagada de falsedades e imprecisiones,como bien dices, pero la realidad es que nadie quiere enfrentar eso y mas que un bucle como tú planteas, lo que se ha creado es un auténtico tabú, una censura autoasumida colectivamente sobre determinados hechos que se convierten en innombrables y por supuesto, dejan así de ser historia o de haber sido alguna vez realidad.Siguen en nuestra sociedad mandando los poderes fácticos que ya mandaban en otras épocas de nuestra historia...de ahí esta situación.

    Enhorabuena por el blog. Lo sigo.
    Saludos.

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