Espero que mis palabras de hoy no dañen y ofendan a nadie pero voy a ser especialmente duro y claro. Lo que he observado hoy en la televisión me ha dejado en ese terreno que separa el vómito de la angustia. El Gran Debate, programa de la televisión privada, ha convertido, supongo que de manera inconsciente, un debate interesante sobre educación en una porquería pseudopoiltizada llena de falsedades y argumentos sesgados. Permítanme que sea especialmente prolijo en la entrada de hoy pero la ocasión lo merece.
Como profesor de Secundaria no puedo consentir la cantidad de barbaridades que se han vertido en ese programa, me siento ofendido, agredido e insultado. Pero vayamos por partes:
1) La educación y sus modelos: falacias mortales y verdades como puños.
La educación no tiene ningún modelo válido. Y cuando digo ninguno quiero decir ninguno. No hay en la historia de la pedagogía ni un solo estudio que demuestre lo contrario. Todo modelo educativo es sin excepción una práctica adaptada a un contexto social imperante que necesita tres pilares básicos: actualización, renovación y adaptación. Para que me entiendan: la educación viene a ser un ser vivo que evoluciona. Esta noche he oido hablar de modelos por acá y por acullá...que si el modelo ético, que si el religioso, que si el laico, que si Montessori (pobre la señora si levantase la cabeza y oyese lo que he oido yo), que si segregacionismo...en fin, un dislate que da vergüenza.
El único modelo posible es el de la socialización. Porque una educación que niega la socialización del individuo es un modelo que no educa sino que adoctrina. Encerrar a los niños en ámbitos al gusto de sean estos privados, concertados o públicos es una creación consciente de una burbuja, una mentira. Intentar de manera obsesiva esconder a nuestros hijos qué es la sociedad mediante fórmulas proteccionistas y negadoras de la autonomía personal es condenarlos al fracaso. Un alumno no es mejor ni peor solo por sacar mayor o menor nota sino por saber convivir y obtener recursos de convivencia básicos a lo largo de su vida.
Pero la verdad es que este país vive anclado en un modelo educativo caduco, cerrado, academicista y conservador. ¿Sabían ustedes que los centros tienen prohibido ciertas referencias sexuales en sus lecturas para no preocupar a los padres? Desgraciadamente, el modelo que hay en España es un modelo de despacho. Señores y señoras que en su puñetera vida han pisado un aula dictando los destinos de los más jóvenes no para ayudarles sino para ganarse el voto de los padres, perversos cuervos de la libertad individual que atesoran en sus raídas estanterías del fracaso escolar imágenes de ordeno y mando heredadas de cuarenta años de analfabetismo galopante.
2) Los jóvenes son poco menos que inútiles: la gran estupidez que todos creen.
La palabra adolescente proviene del latín adolescere que significa "falta de", "carencia de". Un joven adolescente no carece ni de criterio, ni de sexualidad, ni de personalidad, ni de sentimiento o emotividad. La carencia principal es su conocimiento del mundo simbólico. En la adolescencia el ser humano pasa a conceptualizar el mundo, a convertir realidades en símbolos, a interpretar hechos y hacer silogismos, a comparar mediante complejas ideas metafóricas y paralelas su realidad con la de otros. El profesorado debe ser una ayuda en esa interpretación no un dictador. Por tanto, el buen profesor es aquel que comprende que los alumnos no tienen ni un pelo de tontos y que no son para nada inocentes corderitos llevados al matadero.
Los padres, que cada vez más tienen dificultades para educar por motivos que luego resumiré, creen que sus hijos son buenos en el sentido más naive de la palabra. Pues no señoras y señores, sus hijos no son ni buenos ni malos: simplemente son y se les forma en el querer ser. Un adolescente es una persona en conflicto emocional. Conflicto que obliga a la vez que observa como desarrolla su cuerpo a aprender ecucaciones y mantener el equilibrio para no dejarse llevar por el impulso del placer. Queridos padres: estudiar no gusta ni a los que estudiamos. Así de claro. Y de ahí proviene el problema de la motivación: si el alumno no ve que estudiar sirve para alguna cosa, para algún provecho, para obtener un beneficio no lo hará.
Pero, ¿cómo van a estudiar nuestros alumnos si el único beneficio que ha creado esta sociedad de pandereta es el dinero y nos pasamos por la peineta valores como el saber por placer, el saber para demostrar o el conocer para competir? ¿Qué ganas van a tener de estudiar nuestros hijos e hijas si el más inútil de la pandi ha conseguido con dieciseis lo que él no conseguirá en veiente años? ¿Cómo le explico yo a mis alumnos que aprender tiene un valor eterno e interno superior al bien material?
3) Todos hablan de todo sin saber de nada.
En el susodicho debate tan solo 4 de los ocho debatientes se dedicaban a la enseñanza. Pero ojo...¡a la universitaria! ¿Cuántos profesores o catedráticos de secundaria sentados en las principales filas? Cero. ¿Cuántos profesores de primaria? Cero. ¿Cuántos pedagogos o teóricos de la educación? Cero. Eso sí, dos políticos bipartidistas, uno que dio clase en el año catapum, una periodista todoterreno de la infamia y mucho público para adornar el vómito argumentativo al que hemos asistido esta noche.
Y además, es innegable que ha habido un montón de vídeos donde profesores y profesionales hablaban. ¡Qué cosas! Valen para hacer declaraciones en vídeo y no para debatir. ¡Ah! Se me olvidaba: un par de profesores agredidos que eso siempre da juego para la polémica.
Si quieren debatir de verdad sobre educación llamen a los premios nacionales en proyecto educativo de centro, llamen a catedráticos de instituto, llamen a docentes de reconocido prestigio que se dejan la vida por mejorar, llamen a interinos para que cuenten el calvario al que se ven expuestos, llamen a padres y madres de las AMPAS, llamen a inspectores de educación, incluso pueden llamar a policías municipales si quieren tratar el absentismo...pero no insulten la inteligencia llamando a periodistas del régimen bipartidista.
4) Hacer que hacemos para no hacer nada.
¿Saben cúal es el problema de la educación? Que no interesa. Y, ¿saben por qué no interesa? Pues porque educar es ayudar a adquirir criterio y autonomía, ayudar a distinguir la falacia, ayudar a cuestionar la versión oficial. ¿Saben qué me dijo en una ocasión un alumno? Gracias por haberme ayudado a comprender el mundo de mierda en el que vivimos. Ahí está la clave. Bajo las impúdicas alfombras de lo políticamente correcto, las viscosas pantallas de la televisión, los negruzcos humos de la información sesgada debe haber alguien para evitar que eso sea asumido y creido por la masa social. Un profesor siempre es y debe ser un revolucionario de la razón. Dedicarse horas y horas a vender versiones oficiales no es nuestro cometido.
Pero el sistema sabe eso y juega como dicen en Catalunya a la puta y la dragoneta haciendo ver que se preocupan cuando en realidad aman el analfabetismo. Cuando más analfabetos mejor. Y que estudien solo los nuestros, los hijos del poder, para seguir perpetuando este teatro de la falsedad.
Podría decir mucho más e incluso más duramente pero como profesional de la educación en este país solo diré que condeno, rechazo y abomino de la cantidad de barbaridades que esta noche se han vendido como posibilidades educativas. Señores que defienden la ultrareligión, señores que segregan por sexos, modelos educativos basados en no sé bien qué bien moral, políticos de tres al cuarto que se rien en la cara de la gente diciendo que hacen cuando están destrozando. Esa gentuza que se está cargando el sistema educativo, que lo está enterrando, que lo está sajando viene a dar lecciones. ¡Por ahí no paso! Y como yo cientos de profesionales.
Último punto: Mi trayectoria
Soy hijo de viuda. Estudié con becas y con el esfuerzo de una madre que cobraba 70000 pesetas de pensión. Me he quemado las cejas y pelado los codos para llegar donde quería. Pertenezco al sistema de la EGB y el COU. Soy trilíngüe sin haber ido jamás a una academia de inglés porque no la podía pagar. A los diceseis leía a Proust y Miller. A los catorce descubrí a Pla y la novelística erótica de Sade. Con veintiuno me becaron como el mejor de mi curso de literatura moderna. Con veintitres atesoraba ya cinco matrículas de honor. Mi primer trabajo fue ser camarero. He sido dependiente. Trabajé en escuelas de verano. He sido preceptor de internado con 35 alumnos a mi cargo. He sido profesor de Literatura Universal en segundo de Bachillerato. La media de ese curso fue de 9 puntos en selectividad. Recomiendo a mis alumnos leer a Irvin Welsh. Fuera del aula sigo teniendo contacto con ellos. Les vigilo como si fueran mis hijos. He sido profesor de escuela de adultos. He sido tutor. He dado clases particulares. Aprobé una oposición quedando el segundo de mi Tribunal y no tengo plaza fija por no haber pagado seicientos euros más en cursos. Ahora estoy en paro por los recortes. Nunca he necesitado una tarima para hacerme respetar por mis alumnos. La relación con sus padres es inmejorable. Y con toda educación y respeto les digo a todos los manipuladores y jugadores de casino del futuro de nuestros hijos:¡Váyanse a la mierda! Y de camino expliquen cómo van a educar bien los padres con un horario laboral demencial que no permite la conciliación laboral y familiar.
David Marzal
Profesor de Secundaria y Escritor.