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Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

2/29/2012

LA RESPONSABILIDAD Y LA CULPA

En un maravilloso cuadro del pintor flamenco Brueghel llamado El triunfo de la muerte el autor representa una sociedad devastada por la peste negra. Se puede observar como en la disposición de los personajes que conforman la escena hay sectores que se protegen y que a la vez representan la muerte. Estos sectores son dos: la política y el clero. Analizado el cuadro desde una perspectiva más contemporánea se observa como Brueghel hizo una crítica feroz hacia un poder que masacró a su pueblo por mor de protegerse a si mismo. Y como este pueblo, aturdido y moribundo, feneció sin oponer resistencia. Algunos críticos de arte ya ven en esta obra un anticipo de la escisión que llevaría a la posterior ruptura del Antiguo Régimen.

El dato del déficit en España alcanza la aterradora y crítica cifra del 8'51 por ciento. El actual Gobierno liderado por el Partido Popular ha recibido una herencia odiosa y devastadora. Pero, ojo, que la herencia tiene diferentes padres y no uno solo. Las Comunidades Autónomas han colaborado en este dato de manera flagrante. El argumento está servido: el PSOE tiene la culpa. Y no es menos cierto que esa culpa pertenece al PSOE almenos en un 60 por ciento del total. Con estos mimbres el Partido Popular tiene embastado un discurso de desagravio ante las medidas que está tomando. Pero ese discurso tiene las patas cortas y es de corto recorrido.

El Poder tiende a buscar culpables pero esquiva responsabilidades. El pueblo español definió de manera clara y concisa quién tenía la responsabilidad de salvar la situación. No dio este paso el pueblo de manera subrepticia sino tras un largo calvario de fracasos encadenados por parte de Zapatero. Ahora bien, el Partido Popular se dedicó durante tres largos y crudos años a vender el producto, a convencer de su capacidad para solucionar el embrollo en el que estábamos inmersos y no le fueron mal las cosas cuando en mayo ganó las autonómicas de manera demoledora y en noviembre arrasó a un PSOE que de tan triste ya no importaba. Pero lo que el Poder no sabe es que la culpa no exculpa a la responsabilidad. Desde el momento en que el Gobierno del Partido Popular inició su legislatura la gente esperaba que aquellas soluciones tan ansiadas saliesen por fin a la luz. Evidentemente, el factor tiempo es decisivo y no se puede cambiar de la noche a la mañana. Y ergo aquí el gran fraude: el Partido Popular tampoco sabe solventar la situación porque realmente nunca la tuvo.

En una generación de políticos que ha crecido al amparo de la abundancia, cuyo programa habitual era el qué te pongo y el qué deseas, no encaja nada bien la gestión del dolor. Amortizado el PSOE el PP debe dominar la situación pero se han dado cuenta (oh, causalidad) de que la situación es tan grave que no tiene un buen final. Las instrucciones de Merkel son meridianas: paguen y luego hablamos. Penoso camino este que lleva a la descomposición del Estado del Bienestar. Penoso camino este que se considera equivocado por la mayor parte de economistas y que ha obligado a un viraje in extremis de las propuestas iniciales. Cuando Rubalcaba dijo que había que flexibilizar las condiciones de déficit Rajoy le miró con sorna. Lo tenía ganado porque sabía que aquellos que lucen la culpa pierden la credibilidad. Pero en un astuto juego de espejos Rubalcaba había minado el camino. Yo tengo la culpa, pero tú tendrás la responsabilidad que es mucho peor.

En poco mas de tres meses los impuestos han subido, los recortes en Educación y Sanidad se han disparado, el SMI ha bajado, la prestación por desempleo peligra, las pensiones están en riesgo de revisión a la baja y Grecia está a un paso de abandonar el euro tras haber ardido. Sí, en poco menos de tres meses no ha habido ni un solo parado que haya abandonado las listas del paro. Y en ese breve espacio de tiempo el pueblo moribundo ha visto que quien prometió hasta meter ya no sabe qué hacer para salvar la cara. Zapatero se rie ostentosamente desde su retiro dorado.

Volviendo al cuadro de Brueghel vemos que en la parte inferior derecha hay una mesa deshabitada y al fondo una batalla. En el centro de la representación el pueblo se agrupa, se masifica y se une en su desesperación. Si miramos con más detenimiento vemos que hay algunos que se escapan, que huyen a una especie de túnel o caja. Sí, Brueghel leyó como nadie el futuro: los pueblos que tienen poderes irresponsables acaban feneciendo. Y a la peste negra hoy la llamamos deuda, déficit o vete a saber qué eufemismos. En el mismo cuadro un señor barbudo y con corona agoniza y un poeta canta el mal abrazado por su amada. Siempre la culpa fue enemiga de la responsabilidad. Siempre la responsabilidad fue amiga del fracaso absoluto.

David Marzal 

Profesor y Escritor

El triunfo de la muerte de Peter Brueghel



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