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Si pulsas en esta célula mi sangre textual circula

2/07/2012

GENERALIZACIÓN

Lo repiten mucho y con convicción: no todos los políticos son iguales. Mi cabeza asiente. Lo contrario a la política es la brutal dictadura. Mi cabeza asiente. Debemos cuidar la democracia. Mi cabeza asiente. Los políticos son gestores de la cosa pública. Mi cabeza asiente. Criticar a los políticos es perjudicial para la democracia. Mi cabeza...disiente.

Cuando Darwin empezó su estudio clasificatorio sobre las especies animales que habitaban el mundo conocido optó por hacerlo en base a sus rasgos comunes. Así pues, los cuadrúpedos ocuparon un grupo, los ovíparos otro y los bípedos, carnívoros, omnívoros los siguientes. Pero, ¿cómo compuso realmente el árbol genealógico? La respuesta es evidente: un proceso de comparación/eliminación básico. 

Nuestra democracia está poblada por cientos de especies que van de las más nobles a las más rastreras. Si, evidentemente, no todos los políticos son iguales, ¿por qué siempre se cuela en el reino de los nobles alguna alimaña? ¿Por qué en lugar de crear una cadena evolutiva de honradez, honestidad, trabajo y dedicación se ha creado una de oportunismo, propaganda, violencia intelectual y expolio? La respuesta es muy clara: porque los seleccionadores de especies han errado el criterio.

La generalización es la inclusión en un grupo de cualquier elemento que represente una apariencia determinada sin fijarse en su rasgos particulares. La sociología, ciencia de la imprecisión vital, ha ido dibujando aquí y allá panoramas generales para incluir a todo el mundo. Una de sus mayores aportaciones fue la definición de las clases medias industriales. 

Desde la óptica actual, con un sistema de valores desmoronado, una aberrante tendencia a la pasividad y un manejo informativo aplastante de los mass media, cabría preguntarse si el sueño de Darwin se ha hecho realidad en uno de sus puntos más negros: el darwinismo social. Gana la especie más fuerte. Pero la misma no se define por su poder intrínseco ni por su capacidad intelectual sino por un rasgo generalizado y común: el dinero. Lo que a efectos prácticos se convierte en gana el más rico.

Debemos proponer un nuevo darwinismo social. Gana el más fuerte. Pero esa fortaleza debe residir en la bonhomía, el trabajo, la bondad, la inteligencia, la humildad y el afán de superación noble. Solo una nueva especie política construida con esos mimbres podrá triunfar. Mientras, tendremos a un montón de animales cacareando o mugiendo sin rumbo. Recuerden los animales que el cerdo dictador siempre está presente, palabra de Orwell.



David Marzal Sellés

Profesor y Filólogo

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